El término “smart contract” o “contrato inteligente” se refiere a cualquier contrato que se ejecuta por sí mismo y de forma automática, sin la necesidad de que medien terceros entre las partes. Se escriben como programas informáticos en lugar de la típica redacción en lenguaje legal de los contratos impresos: las cláusulas contractuales son comandos en lenguaje de programación que responden al esquema “if… then” (“si ocurre esto, entonces pasa esto”).
El consentimiento otorgado por las partes es la creación del propio contrato inteligente, es decir, hay acuerdo de voluntades solo por el hecho de que lo hagan mediante lenguaje de programación, no es preciso acudir a un tercero para que recoja nuestra voluntad y redacte la escritura.
El concepto de smart contract lo definió el criptógrafo Nick Szabo en los 90, pero no se hizo realidad por la inexistencia de la infraestructura tecnológica necesaria, de la que hoy en día sí disponemos.
Este criptólogo se inspiró en las máquinas expendedoras para elaborar el concepto: una máquina expendedora es un dispositivo que controla la propiedad de un objeto, un refresco, y que lo entrega a cambio de recibir su precio, las monedas. No media nadie entre la máquina y la persona que paga el precio.
Hoy en día sí existe la tecnología necesaria, como Bitcoin y las plataformas “blockchain”, que utilizan un sistema de registros que no pueden falsificarse y garantizan que todo el mundo vea la misma información.
El fin principal de los contratos inteligentes es facilitar que las personas hagan negocios con desconocidos sin necesidad de un intermediario, lo que supone una comodidad sobre todo en el mundo de Internet. El blockchain garantizaría que todo el mundo ve lo mismo, sin que una parte tenga que confiar en la honradez de la otra, pues no se puede falsificar nada de lo que se incluye.
Ejemplos prácticos que aclaran el funcionamiento de los smart contracts son los siguientes:
• Gestión de derechos de autor: el contrato, al comprobar las descargas, abona al autor las cantidades que correspondan.
• Préstamos garantizados con prenda sobre bitcoins: cuando el contrato dejase de registrar los pagos transferiría la cantidad pignorada al acreedor.
• Compras garantizadas: cuando el contrato tiene constancia de la entrega efectúa el pago.
• Apuestas: una apuesta de X bitcoins contra un tercero de que va a ganar su equipo de fútbol. Las partes crearía una cuenta neutral controlada por un contrato inteligente, a la cuál cada participante de la apuesta deberá enviar X bitcoins. Al terminar el partido, el contrato verificará el resultado, y será él mismo el que deposite las ganancias en la cuenta del ganador.
Son ejemplos claros de esa estructura “if… then” que mencionamos anteriormente.
Estos contratos presentan una serie de características y ventajas con respecto a los tradicionales, como son las siguientes:
• Facilitan la inmediatez, más rápidos.
• No se deposita la confianza en un tercero para que vele por su cumplimiento, ya que el contrato es autónomo e independiente de las partes.
• El funcionamiento mediante el sistema de encriptación del programa le otorga seguridad.
• No es necesaria su impresión en papel.
• No es necesario que alguien los interprete, lo que beneficia a empresas que operen en diferentes jurisdicciones.
Este tipo de contratos está pensado para activos que se puedan controlar digitalmente, como las bitcoins. Pero también, gracias al llamado “internet de las cosas”, que es la interconexión digital de objetos a través de internet, podrían referirse a objetos físicos como viviendas y coches. Pero además de revolucionar el mundo empresarial, también pueden transformar trámites civiles, como los testamentos inteligentes. Estos son contratos inteligentes que se ejecutan cuando una persona fallece, repartiendo sus bienes digitales o publicando información al respecto.
Hoy en día el desarrollo de los contratos inteligentes es todavía muy incipiente, pero ya existen varios protocolos y plataformas que los llevan y que lograrán que acaben formando parte de la realidad cotidiana. ¡Puede que llegue el día en que tu lavadora compre su propio detergente!
Conoce cómo realizar un testamento sobre tu identidad digital
Yamil Doval Dios
Sistemius