El código fuente (source code) es el conjunto de instrucciones, escritas en lenguaje de programación (HTML, JavaScript, PHP, jQuery… etc) necesarias para ejecutar un programa informático, software, página web… etc.
Desde el punto de vista técnico existen 2 modalidades de código fuente: el código cerrado y el código abierto (open source). Sin embargo, hay situaciones ambiguas, que no siempre se pueden proteger técnicamente:
- Necesidad de dar acceso a un tercero a las líneas de código.
- Proyecto con varias empresas con intercambios de código.
- Existencia de una base de código para que otros puedan aprovecharla.
- Etc.
Para estas situaciones y similares podemos acudir a mecanismos jurídicos que garanticen el reconocimiento del código fuente por parte de su titular. Estos mecanismos pueden ser:
- Inscribirlo en un registro público (Por ejemplo, en el de la Propiedad Intelectual, con base jurídica en el Real Decreto 281/2003)
- Adherirse a un registro online sobre plataformas privadas. (Por ejemplo, el uso de licencias de “Creative Commons”). Esto tiene su reconocimiento jurídico a través del artículo 299 de la LEC de 2000.
- Añadir código fuente “superfluo” como marca de autoría, para que se arrastre por los plagiadores, y establecer marcas de agua para poder seguir su rastro en internet. (Real Decreto Legislativo 1/1996)
- Realizar un depósito notarial, ya sea como prueba de autoría o como depósito condicionado (“ESCROW”), en este último caso, se garantiza al cliente el acceso al código aún desapareciendo la empresa desarrolladora inicial. (Artículos 1758 a 1789 del Código Civil)
- Etc.
Como vemos existen multitud de situaciones de vulnerabilidad con respecto al código fuente, y múltiples instrumentos jurídicos para protegerlo.
Por ello, debemos conocer la situación en la que estamos y darle un nivel de protección jurídica adecuado a cada caso concreto.
Te explicamos cómo proteger tu marca en el mercado
José Nogueira
Abogado, Sistemius